¿Te preguntarás de qué se trata todo esto? Este año perdimos a mi suegra, en medio de una pandemia mundial. A los pocos días de su partida no dejaba de pensar en todo lo que no le pudimos decir en esos sus últimos meses. Recordaba a la vez, todos esos espacios que extrañamos tanto con nuestra familia, esos momentos habituales, hasta incluso rutinarios como reunirnos los domingos en la tarde para tomar el lonche juntos, besar a mi mamá, abrazar a mi abuelo y hermanas, cargar a mis sobrinas, reír con mis amigas del colegio y hacernos bromas entre pasillos con los amigos del trabajo.

 

Todas estas reflexiones juntas, una tras otra. Fue un momento especial. Entendí con más claridad que nunca que no podemos seguir esperando o postergando expresar nuestra admiración, amor y cariño por aquellas personas que cumplen un rol clave en nuestras vidas.

 

Algo valioso que nos toca aprender a todos por igual, a partir de la pandemia, es que la vida es frágil y por lo mismo hay que vivirla con hambre, con pasión, con fuego. Hacer lo que más nos guste, reír hasta llorar, comer ese chocolate que te fascina, levantarte al alba para presenciar un amanecer, probar cosas nuevas, pero sobre todo decirle cuánto quieres y admiras a tus personas.

 

Junto con mi esposo, decidimos darles forma a estas ideas y transformamos esas reflexiones en esta cajita que hoy tienes en tus manos.

 

No guardaremos sentimientos ni postergaremos más declaraciones. ¡La vida es ahora! Y en vida queremos decirte lo mucho que vales, con lo más auténtico de nosotros: nuestros sentimientos.

 

Regala esta cajita a las personas más importantes de tu vida.